WrestleMania: Shawn Michaels vs Mr. McMahon

Esta entrada, la he dedicado a reflexionar sobre un combate con particularidades muy interesantes. Difícilmente alguien lo considerará de los mejores encuentros de la historia del magno evento y es comprensible. Estaba involucrado Vince McMahon, un señor que nunca fue un luchador profesional real y que por entonces tenía 60  años. Pero aún así, el trabajo de Shawn Michaels y el planteamiento que tiene el match detrás, deberían ser reconocidos con creces.

La storyline

Originalmente, la rivalidad estaba pensada para enfrentar a Vince pero con Bret Hart, para darle paso a la venganza por el Montreal Screwjob. No obstante, Hart no regresó finalmente a WWE en esa ocasión y veríamos recién esta storyline rumbo a WrestleMania 26. Michaels llegó a tomar entonces el rol de Bret en esta rivalidad, que aún así se planteó como una consecuencia del Montreal Screwjob. Un puntapié inicial algo extraño, ya que en la práctica Shawn estuvo del lado de McMahon en ese incidente de 1997.

Pese a que el sentido original de la rivalidad era algo confuso, al menos el desarrollo dejó una linea muy clara. Desde que partió el 2006,  Vince quería arruinarle la vida del Heart Break Kid a toda costa, ya fuera provocando su eliminación en el Royal Rumble match de ese año o haciendo (ayudado por Shane) que le besase el trasero. La clásica storyline del jefe tirano que va juntando heat y que convierte la venganza en su contra en algo necesario. Algo que se cumpliría con creces en el choque.

La madre de las palizas

El encuentro fue una paliza en todo el sentido de la palabra. A base de puros puñetazos y chops HBK no se demoró nada en abrirle la cabeza a su jefe. Luego vendrían los golpes con diversos objetos, su Superkick para el pin y (como olvidarlo) un monumental Elbow Drop desde lo alto de una escalera, mientras que McMahon estaba estirado sobre una mesa y cubierto por un tacho de basura.

Vince solamente tuvo el control en dos momentos específicos del combate. Primero gracias a la intervención del Spirit Squad, que terminó con una paliza contra todos los porristas (¿quien diría que Dolph Ziggler intercambió golpes con Shawn Michaels en WrestleMania?). Eso terminaría con McMahon tratando de hacer la Sweet Chin Music, para encontrarse con HBK atrapando su pierna y siguiendo con la golpiza.

El otro momento de control del millonario fue cuando intervino Shane con su palo de kendo. Ambos trataron de que Michaels besara el trasero de McMahon, pero Shawn revivió a tiempo y tuvimos el glorioso momento de Shane besando el culo de papá. Luego, HBK los golpeó a ambos y utilizó las esposas que había traído el hijo de Vince para esposarlo a una cuerda, dejándolo totalmente imposibilitado de intervenir.

Otros detalles que sumaron

Algo que le suma al match, es el manejo del público creando más expectación sobre la siguiente acción de HBK. Estuvo a punto de hacer la Superkick pero frenó el pie (abucheos) y luego fue a buscar una escalera (ovación). O cuando estaba a punto de saltar desde la escalera y se bajó (abucheos), para luego ir por otra más grande (ovación). Y al mismo tiempo, Shane esposado en la cuerda sumaba, entre los ruegos para que Michaels se detuviera y los agradecimientos porque aparentemente había cesado la paliza.

Finalmente, cabe señalar el gran trabajo interpretativo de HBK. Es verdad que en general, su nivel in-ring está históricamente sobrevalorado y claro que ahí no es el mejor ni está entre los mejores, como se dice a menudo.  A pesar de ello, Michaels sí que tenía grandes virtudes. Y una de ellas era plasmar su gran carisma dentro del trabajo que hacía en un cuadrilátero. Nadie en la WWE de ese momento (o prácticamente nadie), podría haber hecho esa paliza contra Vince tan divertida como él.

El juego que pueden dar las palizas

Cuando Brock Lesnar le quitó el título a Kofi Kingston en menos de diez segundos, quedé muy decepcionado. Si teníamos que tragarnos que le quitase el título un part-timer que lucha bien cuando le da la gana, al menos pudieron darle un final digno al reinado, no el peor de los squashes. Y con final digno me refiero a una paliza. Unos diez o quince minutos de Lesnar destrozando los sueños del pobre Kofi y rompiendo los conteos para pegarle todavía más. O sea, lo mismo que hizo con Cena en Summerslam 2014.

Por credibilidad, Michaels podría haber derrotado a Vince en 10 segundos. Pero una paliza manda un mensaje mucho más potente. Y me parece que es un recurso que podría utilizarse muchísimo más. Claro que por supuesto, no sirve para todos los contextos. Si por ejemplo, el día de mañana Roman Reigns le da una paliza absoluta a AJ Styles, puedes tener una gran reacción, pero inevitablemente es barrer con toda la credibilidad de AJ.

La paliza ideal es cuando se trata de un luchador vs un no-luchador, que es justamente lo que pasa en el caso de Shawn Michaels vs Vince. Y eso es de hecho, lo que debió haber ocurrido cuando volvió Shane McMahon el 2016, en vez de haberse puesto al mismo nivel de credibilidad que luchadores profesionales. O (como me gustaría ver esto) con luchadores actuales vs leyendas ya acabadas. Si Styles partiera en ocho pedazos al Undertaker o Strowman hiciese lo propio con Goldberg, WWE, has recuperado mi atención.

En conclusión

En palizas, Shawn Michaels vs Vince McMahon me parece la mejor de todos los tiempos. Seguida muy de cerca por “Stone Cold” Steve Austin vs Vince (también) en la Steel Cage de St. Valentine´s Day massacre (1999). Otro intenso brawl en el que el babyface masacró al odiado jefe mientras  se plasmaba su intensa personalidad. Lo de WrestleMania 22 no será una joya en estricto rigor, ¿pero quien no disfrutó ese super codazo biónico desde lo alto de la escalera?

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